26 de agosto de 2015

PROYECTO_7_SEMESTRE_ENPEG.

Tengo trece maneras para empezar esto, pero ninguna tiene  la palabra correcta para describir el ansia que siento en este momento, de pronto todo lo que me gustaba ya no me interesa, es como si mi software hubiera sido actualizado con una versión mas arriba de la que soy compatible, sabes. Ayer estaba pensando en caricaturas y en jugar con mis muñecos de batman, ahora solo tengo ganas de dormir todo el día, y de querer morder al gato.
Y ahora te estoy aterrando, apretando bien fuerte tu cuello con la mano mientras me concentro en  la profundidad de los moretones que te hago con las uñas, contándote todo como si fueras mi único amigo, y sabes qué, ya se lo he contado antes a alguien, como a dos personas antes que a ti, y una se orinó en el pantalón. De todas formas vas a terminar igual. Nadie me sabe dar una respuesta.

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Lo tuvimos como a los 19. Nunca le pusimos mucha atención ni nada de eso, supongo porque estábamos mas preocupados por seguir echando desmadre, al menos yo, su madre siempre estuvo distante desde que empezamos a tener relaciones. Como que al principio me buscaba mucho y me invitaba a su casa desde los primeros días o algo así. Cogimos a la semana de habernos conocido y así estuvimos un mes y algo todos los días, todo el día en su cuarto, en una casa de huéspedes, hasta que se embarazó y me la llevé a unos cuartos ahí en un edificio viejo en Tacubaya. Ella venía de no se donde chingados, la verdad es que casi no hablábamos de nosotros mas que de tener hambre, sed, o querer ir a perder el tiempo.
El embarazo lo tomó como si nada, siempre fría y distante, no fue al medico ni tuvo una dieta especifica, solo tragaba basura a madres, hamburguesas, tacos, tortas, sopas instantáneas, lo que estuviera en el refri. Yo me puse a trabajar para el parto y los pañales y esas idioteces, la verdad es que pensé que para eso era la vida: ir a unas escuelas a perder el tiempo en lo que creces y te embarcas con una morra, y luego consigues una chamba y ahí la llevas hasta que un día te enfermas y no te cuidas y empiezas a empeorar y entonces te carga la verga. Lo esencial era no ir a la cárcel, muchos de los morros con los que yo iba a la escuela los metían al tutelar, por robar o por pegarle a alguien, o las dos cosas, y entonces no los veíamos en un rato, y ya cuando los dejaban salir pues les valía mas pito y entonces ya nomas esperaban a que la tira se los llevara al bote, la verdad es que nunca pensé en las diferencias entre la cárcel y el barrio, porque es el mismo sol, el mismo aire, el mismo planeta. Y ahora como todo mundo esta con el celular y preocupándose por la lana, la comida, las garras, que si la fiesta, que si el chupe, hasta pienso que ha de ser mejor estar en el botiquín. Quien sabe, a veces pienso que estaría mas chido ahí dentro, porque aquí con este morro que cada vez está mas loco, y su jefa que lleva seis meses desaparecida, no se ni que pedo.

El otro día no se quería despertar para ir a la escuela, tanto que no fue, no fue dos días, se dormía bien pinche tarde, mejor me dormía yo. Se pone serio y me dice que no me preocupe por las cosas, que si ya no quiero chambear que no vaya, que el esta bien, pero pues igual qué ejemplo le doy ¿no? luego viene con unos cambios a la casa y le pregunto que de donde los saca, y no me responde. El otro día sacó como quinientos pesos, que si no quería comer algo, y le preguntaba y le preguntaba de donde había sacado ese dinero, y bien serio no respondía, le di una cachetadota que hasta a mi me dolió. Nomas volteó la cara y se quedó ahí, sin decir nada ni soltar una lagrima ni nada, me dio mas pena a mí. No se si pena o miedo.

Digo, no es tampoco que lo maltrate ni nada, pero si siento que no le pongo atención suficiente, no le he preguntado como se siente de que su madre no aparezca. La verdad es que tampoco le ponía mucha atención antes de que ella se fuera. Me iba a trabajar como a las seis de la mañana y regresaba a las siete u ocho, y el ya estaba dormido, yo suponía que estaba bien porque no sentía el ambiente pesado ni nada, digo, su mamá apenas me hablaba y así, pero yo lo entendía, pues le arruiné su vida al hacerle un hijo, ¿no? y de paso me chingué yo, y el también, desde ahorita. Ahora entiendo por qué mi jefe me daba de madrazos cada vez que me portaba mal, una vez rompí el parabrisas de un vocho nomas para ver a las cuantas pedradas lo desmadraba. Esa vez si me pegó tan feo que hasta mi mama y mi hermano Juan se fueron de la casa y no volvieron. El parabrisas se rompió a la octava pedrada.
Recuerdo que al otro día fui a la escuela con el ojo morado y caminando rengo, ese día llovió bien fuerte, yo iba a la primaria en la tarde y me había ido sin comer, en la clase nomas veía las lámparas de alógeno haciendo falso y zumbidos, mientras emitían esa luz amarilla que hacía que me doliera la cabeza al intentar leer, ya quería salir de la escuela para ir a mi casa, imaginándome alguna sopa de fideos con una patita de pollo; mi mamá se había ido esa misma tarde, cuando llegué a mi casa cual sopa y cual pollo, nomas estaba mi jefe bien pedo con toda la casa hecha un desmadre.

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