27 de octubre de 2015

27_OCTUBRE_2015

Al descontextualizar una imagen lo que se hace es darle un significado más poderoso, pero lo que realmente se esta haciendo es descontextualizar es al sujeto que analiza la imagen, no al objeto analizado. 

El objeto no cambia. Es el sujeto quien aprende algo nuevo al hacer ejercicios de análisis, y logra darle a la imagen mas de una sola interpretación.

Para que se pueda lograr un avance debe haber experimentación, tanto individual como colectiva, generar obras y actividades, nuevas maneras y nuevas ideas, para que así puedan existir nuevas teorías, y no ser excluidos de la vanguardia. Ser partícipes y no solo espectadores.

La sociedad en México ha sido invadida por imágenes con una carga de significados directos, para el control y dominio de la clase trabajadora. Una especie de "clasísmo cultural y filosófico". No solamente se le ha negado la posibilidad de enriquecimiento económico, también cultural. Al individuo se le han racionado tanto sus derechos como sus privilegios, ya que si no puede exigir lo que no conoce, mucho menos pedirá lo que no sabe que existe. 

Al cuerpo social se le han estado vendiendo placeres inmediatos a cambio del fruto de su esfuerzo, a cambio de su dinero; estereotipos consumibles para alejar su atención del objetivo individual, el cual bien podría ser el lograr un ente colectivo.

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El artista ha tenido que modificar su labor artística para que pueda generar algo consumible, algo deseable, algo indispensable para que el comprador logre tener un estatus, un trofeo de su poder adquisitivo. 

El artista pocas veces es reflejo de la realidad social, es, mas bien, el resultado de la manipulación del deseo colectivo. Haciéndole creer que es creador y no productor, alejándole de la praxis cotidiana de la producción, del trabajo común y cotidiano, de la creación de bienes, de la producción de ideas e imágenes, de objetos y de pensamientos, de prácticas por, desde y para el trabajador.

Al artista se le ha excluido a una prisión de oro, donde todos quisieran estar, cuando su trabajo es todo lo contrario, su labor es la inclusión, esto es, que cualquier objeto estético puede estar dentro en el consumo básico, y que cualquier persona pueda tener acceso a estos objetos. 

Hal Foster le ha llamado "capitalización de la cultura" y "privatización de la sociedad". Debido a las definiciones exclusivistas del arte y el artista, haciendo "privilegiada" la técnica por encima del tema. Sin poder modificar los medios de comunicación, que son el aparato de la cultura burguesa.

El arte (y sus vertientes) se ha enrarecido, puesto que no incluye experiencias de vida, no genera ideas para que la gente produzca, ha sido aparatado para ser exhibido en un pedestal lejos de la experiencia social.


El arte debe promulgar, autentificar la existencia de algo, ser testigo, dar a la gente contenidos, formas y herramientas para entender, analizar y modificar el entorno.

Siempre se correrá el riesgo de idealizar, mediante la identificación, de alienar al sujeto por medio de una representación reductora, separando al artista del obrero, poniendo al primero como simple espectador y al segundo con un acceso limitado a la transformación.


El arte del futuro debe ser el mecenas de la sociedad, darle fundamentos y enriquecer su colectividad mas allá del absurdo individualismo separador. 

Walter Benjamin indica que el artista debe "asumir su lugar junto al proletariado", siendo un "benefactor, un mecenas ideológico"; estas son relaciones temporales, pues el artista, el arte, y el pueblo deben avanzar ya que los niveles culturales son necesarios, para trascender, mas no para jerarquizar.